En ocaciones, por las diferentes actividades que tenemos, es difícil encontrar ese tiempo de "calidad" que es tan necesario para las parejas.
Bueno, no me puedo quejar demasiado porque Esteban es un mago a la hora de hacer que los minutos se vuelvan horas para mí junto a él.
Y precisamente, buscando este tiempo juntos, hace unos días tuvimos un día, para nosotros solos. Despues de una mañana en casa fuímos a almorzar a un restaurante oriental donde lo mejor no era solo la comida sino la vista que tenia hacia la ciudad. En la tarde fuimos al templo donde adelantamos gran parte de la obra genealógica.
Por varios años he estado recolectando información, y aunque ya habia hecho algo en el templo de Perú y de Colombia, no ha sido sino hasta este tiempo donde realmente he organizado todo y se ha adelantado muchísimo más trabajo por nuestras familias. Ese día fué muy importante para nosotros porque además de otros nombres, completamos la obra por mis abuelos maternos y paternos, para mí en especial fue muy emocionante sentir con una seguridad plena que estaremos juntos, gracias a lo que en estos templos se hace por ellos; y no solo eso sino que realmente pude sentirme cerca de ellos.
Los dos tuvieron matrimonios ejemplares, en especial, mis abuelos maternos con quien tuve una relación mas cercana.Ellos llegaron a cumplir 63 años de casados y hasta sus últimos días aún se les veía tomarse de las manos.
Ahora que estoy casada con un hombre maravilloso en todo el sentido de la palabra y de quien me siento orgullosa por las cosas que hace por mí y por nuestra familia; he llegado a pensar lo que significaría estar lejos de él, y comprendo mejor la importancia del sellamiento por la eternidad como esposos y precisamente esto es lo que me llena más en cuanto a lo que hicímos por ellos, saber que ellos ahora gozan de la misma relación que los unió en esta tierra y que van a ser compañeros y esposos por toda la eternidad al lado de Nuestro Padre Celestial.
Por casualidad, ese día,el oficiante en la sala de sellamientos, fue el mismo hombre que nos sello a nosotros el día que nos casamos, y él también nos recordó.
En este día, no solo fueron bendecidos nuestros abuelos sino nuestra vida misma también, por los sentimientos que tuvimos y recordamos en ese momento.
"Ese día allí, juntos y arrodillados nuevamente en el altar del templo, pero ahora en representación de nuestras familias, además de tener en el corazón ese sentimiento de seguridad por lo que estabamos haciendo por otros, recordé que es al Señor a quien debemos nuestra unión como esposos y de quien humildemente dependemos".
"Al mirar a Esteban y ver su reflejo repetitivo en el espejo, sentí una vez más lo sagrado y real de nuestra propia unión eterna, sentí una vez más una suave impresión de que él era el hombre que Dios había guardado para mí y ví en él, el mismo brillo, la misma imagen en su rostro y la misma expresión resplandeciente que tenía el día que empezamos nuestra vida juntos, el día de nuestro matrimonio".
Bueno, no me puedo quejar demasiado porque Esteban es un mago a la hora de hacer que los minutos se vuelvan horas para mí junto a él.
Y precisamente, buscando este tiempo juntos, hace unos días tuvimos un día, para nosotros solos. Despues de una mañana en casa fuímos a almorzar a un restaurante oriental donde lo mejor no era solo la comida sino la vista que tenia hacia la ciudad. En la tarde fuimos al templo donde adelantamos gran parte de la obra genealógica.
Por varios años he estado recolectando información, y aunque ya habia hecho algo en el templo de Perú y de Colombia, no ha sido sino hasta este tiempo donde realmente he organizado todo y se ha adelantado muchísimo más trabajo por nuestras familias. Ese día fué muy importante para nosotros porque además de otros nombres, completamos la obra por mis abuelos maternos y paternos, para mí en especial fue muy emocionante sentir con una seguridad plena que estaremos juntos, gracias a lo que en estos templos se hace por ellos; y no solo eso sino que realmente pude sentirme cerca de ellos.
Los dos tuvieron matrimonios ejemplares, en especial, mis abuelos maternos con quien tuve una relación mas cercana.Ellos llegaron a cumplir 63 años de casados y hasta sus últimos días aún se les veía tomarse de las manos.
Ahora que estoy casada con un hombre maravilloso en todo el sentido de la palabra y de quien me siento orgullosa por las cosas que hace por mí y por nuestra familia; he llegado a pensar lo que significaría estar lejos de él, y comprendo mejor la importancia del sellamiento por la eternidad como esposos y precisamente esto es lo que me llena más en cuanto a lo que hicímos por ellos, saber que ellos ahora gozan de la misma relación que los unió en esta tierra y que van a ser compañeros y esposos por toda la eternidad al lado de Nuestro Padre Celestial.
Por casualidad, ese día,el oficiante en la sala de sellamientos, fue el mismo hombre que nos sello a nosotros el día que nos casamos, y él también nos recordó.
En este día, no solo fueron bendecidos nuestros abuelos sino nuestra vida misma también, por los sentimientos que tuvimos y recordamos en ese momento.
"Ese día allí, juntos y arrodillados nuevamente en el altar del templo, pero ahora en representación de nuestras familias, además de tener en el corazón ese sentimiento de seguridad por lo que estabamos haciendo por otros, recordé que es al Señor a quien debemos nuestra unión como esposos y de quien humildemente dependemos".
"Al mirar a Esteban y ver su reflejo repetitivo en el espejo, sentí una vez más lo sagrado y real de nuestra propia unión eterna, sentí una vez más una suave impresión de que él era el hombre que Dios había guardado para mí y ví en él, el mismo brillo, la misma imagen en su rostro y la misma expresión resplandeciente que tenía el día que empezamos nuestra vida juntos, el día de nuestro matrimonio".
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